Aviso: Este artículo tiene ya más de una década de antigüedad (2011), y lo mantenemos visible como parte de nuestra historia y de la memoria de Internet.

Hace a penas una década la web era poco más que una colección de textos e imágenes interconectados entre sí y en la vida cotidiana la única manera de acceder a ella era mediante una computadora de escritorio —o una laptop— con un teclado, un ratón y una pantalla. En unos cuantos años tanto la web como las formas y medios para usarla se han transformado radicalmente.

En el 2007 apareció el iPhone y en los siguientes años se fue extendiendo rápidamente su uso junto con muchos otros teléfonos móviles o “smartphones” que ya no sólo te permitían hacer llamadas y escribir mensajes de texto, sino también leer y escribir correo electrónico, así como visualizar páginas web. La experiencia web en este tipo de aparatos inicialmente era muy precaria, pero actualmente incluyen navegadores muy buenos, además de que las conexiones móviles han aumentado de ancho de banda y se han vuelto más accesibles. Eso sí, el tamaño de sus pantallas siempre ha sido una limitante, que hace que navegar con ellos mucho tiempo o en páginas complejas no resulte muy práctico ni agradable.

El iPad entra en escena

En el 2010 apareció un dispositivo que fue objeto de algunas ridiculizaciones pues se trataba de algo similar a un iPhone o smartphone pero mucho más grande y del cual no podías hacer llamadas: el iPad. Pero fue precisamente esta diferencia de tamaño la clave de su éxito, y lo que dio pie a toda una nueva gama de dispositivos electrónicos: las “tablets” (o tabletas electrónicas). Una de las características más interesantes de estos dispositivos —tanto en el iPad como en tabletas con Android u otros sistemas— es que en ellos puedes acceder de una forma muy cómoda a ese universo inconmensurable que conocemos como “web” y disfrutar de las características vanguardistas que ofrece el HTML5.

El poder del HTML5

HTML5 en iPad
HTML5 es un estándar que empezó a desarrollarse en el año 2009, y que nos ofrece a nosotros los desarrolladores un montón de nuevas características para lograr de forma más eficiente cosas que antes sólo se lograban instalando complementos como Flash Player (iPad carece de él) o que sólo eran posibles en aplicaciones de escritorio o “apps” nativas para los distintos dispositivos móviles y tabletas.

A pesar del auge que actualmente existe de aplicaciones específicas para iPad (iOS), Android y otros sistemas, apostamos a que, con la acelerada maduración del HTML5 y mejoramiento del soporte de las nuevas funcionalidades en las recientes generaciones de navegadores, en poco tiempo el desarrollo de múltiples versiones podría considerarse una práctica obsoleta, o útil solamente para casos o necesidades muy específicos. Esta es la misma apuesta que tiene Google al abordar el tema de dispositivos móviles para sus diversos productos.

iPad + HTML5 = ¡Experiencia web al máximo!

La combinación de un iPad con la tecnología del HTML5 nos ofrece un nuevo nivel de experiencia al navegar por un sitio web, abriendo interesantes posibilidades de interacción entre estas nuevas pantallas amplias multitáctiles (multi-touch) y nuestros dedos. Por ejemplo, podemos aprovechar distintos gestos como deslizar el dedo para mover la página, darle vuelta al dispositivo para observar y leer cómodamente los contenidos, disfrutar de mejores efectos visuales y animaciones más atractivas, guardar y usar un sitio para usarlo sin conexión a internet, y en definitiva una gran abanico de características que se pueden disfrutar sin complicaciones con solo acceder una dirección web.